I
La ciudad nos persigue con insecto loco y enamorado; la pregunta es por qué se han vuelto locos y de qué se han enamorado.
II
La ciudad y el insecto fruncen las alas y no se cansan; proponen casa ni para habitarla en los sueños;
III
la ciudad y el insecto me entregan un oleaje, y las aguas se sumergen en la infancia.
IV
La pregunta es por qué rompen alas y el aire los estruja, a pesar del viento en los espejos; y proponen un mundo de estanques bajo los puentes, y el asedio de convertirse en ponzoña urbanizada;
V
la ciudad y el insecto buscan veredas cuando están asediados; por eso no está en ellos evadir un paisaje paralelo;
VI
así llegaran a la casa sin zumbidos, sin reconocer en sus patas la memoria, ¿por qué temerán el fuego, el agua y no la tierra?
VII
Y se quedan niños: el insecto es inocencia, cada vez que tropiezo con un coleóptero que no vive sobre el aire, ni toca la conciencia con la mentira ósea en la sangre y las ciudades.
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