I
Con mucho cuidado trato de no lastimarme el tímpano;
II
que la uña no perfore el silencio de escucharme; de proferir el sigilo que hay en mí cuando me tientan las palabras:
III
por eso disfruto mientras mi dedo llega muy próximo al oído y se produce una catarata de murmullos, orquestaciones internas, una torrencial música que se hace palabra al quedarnos sordos.
IV
Con mucho cuidado trato de no lastimarme el tímpano,
V
esto ocurre cada vez cuando oigo que estás en mí y no hablás, para que los espíritus de la cama atraviesen la noche donde el ruido del corazón ya no sabrá cómo despertarnos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario