lunes, 17 de agosto de 2009

jul 12, 2008 Nuevo libro de Carlos Calero Arquitecturas de la sospecha Tomás Saraví

Ya en sus penúltimos volúmenes poéticos (“La costumbre del reflejo”, 2006, y “Paradojas de la mandíbula”, 2007), el poeta Carlos Calero nos introdujo con soltura en su particular forma de prosa poemática, estilo preciso que lo define con gran claridad. Su tono es inconfundible, su gimnasia verbal se apodera de nosotros.

En esta nueva entrega (“Arquitecturas de la sospecha”), Carlos subraya sus aciertos formales en este territorio del cual se ha apoderado con envidiable seguridad formal, con un aplomo que de ninguna manera ensombrece la calidad de sus ideas.

Un rico material de reflexiones, de enfoques ideológicos precisos, siempre con un toque erótico que en él es permanente: para Calero descubrir el mundo es descubrir “las cartas y los besos felices de una noche con lluvia”.

Quizás en esta nueva entrega hemos descubierto su secreto: al despojarse de preocupaciones en cuanto al manejo del lenguaje poético, el vate nicaragüense transita por un sendero esencialmente existencial.

Su estilo es apoderarse del lector por imperio de una catarata de emociones, por un discurso que no está hecho de ideas, sino de sensaciones.

Por fin lo hemos descubierto: Calero describe el mundo que lo rodea como si estuviera recorriendo el cuerpo de una mujer amada. Al apoderarse de ella, se apodera del Universo.
Carlos Calero
Nace en Masaya, Nicaragua, 1953, en un barrio conocido como Monimbó, que bordea una laguna y es atravesado por ancestrales ritos y leyendas. Desde hace mucho tiempo vive en Costa Rica, donde ejerce la labor docente en una universidad y en educación media. Posee grado académico de Master en Ciencias de la Educación. Ha publicado tres libros de poemas: El humano oficio (Centro Nicaragüense de Escritores), La costumbre del reflejo y Paradojas de la mandíbula (ambos publicados por Ediciones Andrómeda, San José, Costa Rica).

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