lunes, 17 de agosto de 2009

Arquitecturas de la sospecha, de Carlos Calero Erick Aguirre | eaguirre@elnuevodiario.com.ni

Después de casi un año Carlos Calero ha vuelto sobre sus pasos de hijo pródigo de Nicaragua y de su poesía, hermano alejado pero entrañable de sus poetas, a presentarnos un nuevo libro que trae bajo el brazo: “Arquitecturas de la sospecha”.

Luego de leer las impresiones de Tomás Saraví sobre este libro, donde el escritor tico ha encontrado una subyugante gimnasia verbal y una forma particular de prosa poemática con un estilo preciso, mostrado ahora con un aplomo, una soltura y una seguridad formal envidiables; no puedo más que corroborar lo que de sus anteriores libros yo mismo he desprendido: que sus aciertos formales y sus nada gratuitos retruécanos no ensombrecen para nada la nobleza espiritual de su mensaje y la claridad crítica o la “conciencia histórica” de sus ideas.

Como crítico, me ha hecho volver los ojos hacia la Scienza Nuova, en la que Giambaptista Vico nos habla de un lenguaje y una poesía que se desarrollan fuera de toda regla.

Tratando de sumergirme ahora en este su nuevo libro, me percato de que, desde finales de los 80, Calero empezó a caminar (y desde entonces no ha retrocedido jamás) en una estética que desde todas sus improvisaciones emocionales, mnemotécnicas, subjetivas, le muestra todas las posibles e imprevisibles formas de libertad al espíritu.

Sus constantemente lúdicos efectos o retruécanos poéticos no parecen apoyarse en la racionalidad o el simple “deber ser”, impuesto a sus juegos metafóricos o a su constante construcción y deconstrucción imaginista, sino más bien al asombro constante, al éxtasis fulminante que se sucede en su permanente descubrimiento y cuestionamiento del mundo.

Pero, ¿cuál es esa, al parecer novedosa pero en verdad antigua estrategia retórica a la que recurre Calero para explicarse el mundo y para mostrar a sus lectores, a través de procedimientos aparentemente indefinibles, lo que sustancialmente sí resulta definible en la lectura de sus poemas?
Será siempre imposible tratar de descifrar “racionalmente” esa estrategia, porque es la estrategia común de la poesía a través del tiempo. Y los críticos no podemos más que formular preceptos que están implícitos en eso que conocemos como práctica poética, cuya función racional es frecuentemente ajena al propio poeta.

Por eso creo que Tomás Saraví tiene razón al concluir, después de tres libros y muchas lecturas, que la poesía de Carlos Calero está hecha de ideas escondidas que impulsan el efecto de muchas, infinitas sensaciones, y que todo eso no es más que una estrategia de seducción, una más de las formas de aprehender el Universo.

2 comentarios:

  1. Su blog aparece listado en el proyecto “Directorio de blogs de escritores costarricenses”, bajo la letra P:

    http://directorioblogscr.blogspot.com/

    Pued enviar una descripción del blog y una ficha bio-bibliográfica.

    Visite, comente, aporte con su material y sus ideas, invite a otros, en pro de una comunidad visible de escritores blogueros.

    Saludos.

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  2. Amigo Carlos Calero, escritores y poetas:

    Los invito a leer en mi Blog selección de poemas del libro "Fingida lágrima" (Alquimia, 2003). Otros poemas. Y la entrevista hecha a don José León Sánchez en donde, creo, dice cosas inéditas.

    Saludos!

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